La entrada Consideraciones generales sobre el dolor agudo y crónico en el área pélvica es un artículo original de Clinica Itza.
Este artículo busca aclarar algunos conceptos erróneos sobre el dolor pélvico, tanto agudo como crónico, que se han difundido tanto en el ámbito médico como en la cultura general.
Además, se explicarán los mecanismos nerviosos que originan y perpetúan el dolor pélvico crónico.
La experiencia del dolor no solo depende de los estímulos nociceptivos (aquellos que producen dolor), sino también de la historia personal de cada individuo. Este aspecto es clave, ya que no hay dos pacientes con la misma experiencia de dolor.
El estrés actúa como un amplificador del dolor; si hay inflamación, el impacto es aún mayor y la recuperación se ralentiza.
Por ejemplo, las personas con prostatitis crónica que también enfrentan altos niveles de estrés tienden a experimentar un aumento del dolor, especialmente en la zona perineal o anal. Cuanto más intenso sea el estrés, mayor será la sensación de dolor.
A esto se suma que las interacciones sociales también influyen en la percepción del dolor.
Factores que favorecen la transición del dolor agudo al crónico
- Intensidad exagerada del dolor agudo
- Influencias de las interacciones sociales
- Hábitos alimenticios
- Exposición previa a opioides
- Predisposición genética
Del dolor agudo al dolor crónico: una relación compleja
El dolor pélvico crónico es más frecuente de lo que se cree, y aparece con regularidad en consultas de atención primaria y especialidades como ginecología, urología y proctología.
Entre las formas más comunes de dolor crónico está el de origen visceral, que afecta más a las mujeres que a los hombres. Por ejemplo, la endometriosis es una causa de dolor visceral inflamatorio que puede llegar a ser extremadamente incapacitante.
Un 24 % de las mujeres experimentará dolor pélvico crónico en algún momento de su vida. Las histerectomías representan aproximadamente el 20 % de los casos de este tipo de dolor.
El proceso comienza con dolor visceral, que puede evolucionar hacia un dolor musculoesquelético y posteriormente convertirse en dolor neuropático.
Inicialmente, el dolor es espontáneo. Luego, puede transformarse en hiperalgesia visceral (dolor extremo en un órgano), para después derivar en hiperalgesia somática referida (cuando el dolor de un órgano se siente en los músculos de la pared abdominal). En algunos casos, se presenta también hiperalgesia viscero-visceral, donde el dolor «salta» de un órgano a otro. Con el tiempo, las áreas de dolor y las características neuropáticas pueden expandirse, afectando localmente, de forma regional o incluso generalizada.
La inflamación es la principal causa de hiperalgesia visceral. Es crucial tratarla rápidamente para evitar una sensibilización central.
Por ejemplo, en casos de endometriosis o adenomiosis, el dolor agudo intenso debe tratarse con celeridad para evitar que se vuelva crónico y genere sensibilización central.
Otro ejemplo son los episodios repetidos de cólicos nefríticos, que pueden sensibilizar los músculos de la pared abdominal, el tejido subcutáneo e incluso la piel.
Este fenómeno, conocido como convergencia neuronal, ocurre cuando dos estímulos dolorosos provenientes de diferentes áreas del cuerpo llegan al mismo punto de la médula espinal, lo que puede confundir al sistema nervioso y al cerebro, y dar lugar a sensibilización.
Hiperalgesia viscero-visceral
La amplificación mutua de los síntomas es evidente en casos como el síndrome de intestino irritable combinado con dismenorrea, que intensifican sus síntomas mutuamente. Otro ejemplo es la combinación de dismenorrea y cálculos renales, donde los síntomas se potencian.
Cuando ocurre una convergencia viscero-visceral, como entre el colon, recto, vagina y cérvix uterino, existe un alto riesgo de desarrollar sensibilización central.
Reflejos implicados en el dolor pélvico crónico
- Reflejo somático-somático: dolor referido de un músculo a otro, típico de los puntos gatillo miofasciales (PGM).
- Reflejo viscerosomático: dolor originado en una víscera que se percibe en una estructura muscular debido a la convergencia neuronal en la médula.
- Reflejo víscero-visceral: interacción entre órganos mediante inervación compartida en la médula espinal.
- Reflejo somatovisceral: dolor que se transmite desde una estructura muscular a una víscera, causando disfunción o molestias.
Causas de los puntos gatillo miofasciales (PGM)
Por tensión local y patrones musculares referidos
Los músculos estriados del suelo pélvico están estrechamente conectados a estructuras viscerales como uretra, vejiga, próstata, vagina y recto, tanto para soporte como para control esfinteriano.
Debido a la inervación compartida entre músculos y vísceras, los pacientes con puntos gatillo activos o espasmos en el suelo pélvico suelen no identificar el origen muscular de su dolor. Además, el estrés emocional agrava estos síntomas.
Reflejos viscerosomáticos y somatoviscerales
Estudios han demostrado que, tras episodios repetidos de cólicos renales, entre el 30 % y el 64 % de los pacientes desarrollan hiperalgesia en los músculos lumbares, incluso años después.
Sensibilización central
Este fenómeno implica una amplificación anormal de señales de dolor en el sistema nervioso central, común en patologías como endometriosis, síndrome de intestino irritable, prostatitis crónica y neuralgia pudenda, entre otras.
Conclusiones
Los puntos gatillo no solo generan dolor, sino que también pueden sensibilizar el sistema nervioso central, agravando el dolor neuropático y haciéndolo más resistente al tratamiento.
En resumen, las conexiones entre nervios, músculos y vísceras pueden perpetuar el dolor mediante mecanismos complejos que incluyen convergencia neuronal y cambios en la percepción del dolor.
El dolor puede comenzar como una afección localizada y transformarse en una condición neuropática que afecta varias áreas y órganos.
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